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Mostrando entradas de julio, 2016

Sindy y Rush - Capítulo 3 (parte 1/4)

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Capítulo 3 Art.º 24 del Código Brujeril Todo brujo o bruja tendrá a su disposición los medios básicos necesarios para poder vivir de forma independiente en el Mundo Brujeril e iniciarse en el estudio de la magia. Estos medios podrán solicitarse en la sede de la Asociación Brujeril Internacional, donde se ofrecerán plazas en diversas sociedades mediante las que el brujo podrá conseguir la anteriormente mencionada “libertad brujeril”. Rush y yo pertenecíamos al Club de Botánica, por eso habíamos comprado una floristería. Era el primer gran proyecto que emprendíamos juntas y no lo hacíamos por dinero, sino por magia. En el Mundo Brujeril, el capitalismo no había tenido tanta influencia como en el Mundo Tradicional. La sociedad estaba dedicada a la magia y el dinero simplemente servía para que todo estuviese al alcance de todos. Por supuesto, la ABI controlaba el número exacto de monedas en circulación. No penséis que estoy en contra de la ABI. Es cierto que es un

¡Importante! Ausencia en el blog

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¡Hola amigos y queridos lectores! Primero de nada quiero daros las gracias por los comentarios en "La Aurora de los lobos" y en "Sindy y Rush", nuestros actuales proyectos (y a Cele por comentar una de mis historias, precisamente la de hace un año). Y también gracias a los que habéis comentado en mi entrada sobre lo que buscamos con la iniciativa de Seamos seguidores. Gracias porque admito que me estaba colapsando un poco (tened en cuenta que acababa de empezar con la iniciativa y hasta ese momento no había tenido problemas para comentar las entradas de los blogs que seguía). Y vuestros comentarios me han ayudado a crear un método para que Tardes de Fantasía y vuestros blogs no me ocupen tanto tiempo. Puesto que en nuestro blog seguimos también la iniciativa "Tú me comentas, yo te comento", no tengáis dudas de que así será. Todo aquel que comente en el blog recibirá aquí una respuesta y un comentario en su blog. Creo que es la mejor solución.

Sindy y Rush - Capítulo 2 (parte 2/2)

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  Salimos al exterior e inspiré profundamente, llenando mis pulmones de aire fresco. El sol brillaba en un intenso cielo azul; era un hermoso día para convertirse en empresarias. No podía negar que aquel hecho me había puesto de un humor empalagosamente bueno. ―Bueno, hora de abrir el negocio ―exclamé con una sonrisa de oreja a oreja, que Sindy me devolvió inmediatamente. ―Sí, pero Rush… ―comenzó con una mirada pícara, levantando las cejas. ―¿Sí? ―...Tienes un cordón desatado. Bajé la vista a mis zapatillas rojas y, efectivamente, así era. ―¡Ups! ―Dije con una risita nerviosa mientras Sindy soltaba una carcajada. Me apoyé sobre una rodilla y comencé a hacer movimientos extraños para atarme los cordones con las llaves y la escritura del local en las manos. ―¿Quieres que te aguante eso? ―Preguntó una voz amable y conocida a mi lado. ―¡Oh! Gracias ―contesté, entregándole los objetos. Escuché que Sindy me llamaba, apremiante. ―Un segundo, casi está ―murmuré―. Listo. ¿Qué pasa? ―Eso es lo

Sindy y Rush - Capítulo 2 (parte 1/2)

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Capítulo 2 Art.º 64 del Código Brujeril Queda terminantemente prohibido el uso de armas no mágicas que puedan perturbar la paz del Mundo Brujeril, así como armas de fuego o armas blancas. Era inútil. En el desorden de mi habitación, incluso encontrar un objeto tan importante suponía todo un reto. Me senté en la suave moqueta blanca que cubría el suelo, rodeada por mis libros del colegio. Mi habitación consistía en una cama deshecha, un escritorio repleto de papeles y una silla con la mayor parte de mi ropa. Me dejé caer sobre el suelo y rodé sobre mí misma, aburrida. Fue entonces cuando la vi, debajo de mi cama, en medio de un montón de papeles. Reaccioné deprisa, tanto que no me di cuenta de que me había movido hasta estar en la penumbra de debajo de la cama. Alargué una mano y cogí, al fin, mi varita mágica, que reposaba sobre un folio blanco y doblado. Sintiéndome satisfecha conmigo misma, la guardé en el bolsillo de atrás de los vaqueros. Permanecí pensativa uno